Patologías frecuentes

Es el estrechamiento de la piel prepucial que recubre el glande y que no permite su retracción completa. La mayoría de los niños nacen con fimosis fisiológica y además con la piel adherida al glande (adherencias balanoprepuciales) por lo que es completamente normal que a esta edad no se pueda retraer el prepucio. Durante el crecimiento la piel se debe ir despegando y abriendo hasta permitir su retracción con exposición completa del glande. Este proceso sucede de forma variable en cada paciente, por lo tanto ante un paciente con fimosis lo primero que recomendamos es una buena higiene de la zona mediante una manipulación suave que evite el dolor y las heridas.  Si con esto no es suficiente y persiste la fimosis, tenemos la opción de aplicar tratamiento médico con pomada de corticoide y la opción de tratamiento quirúrgico que recomendaremos en función de las características del paciente.

Es la adherencia entre los labios menores que cierra el introito vaginal parcialmente o por completo y no permite visualizar ni la vagina ni el meato urinario. Suele ser asintomática, aunque puede haber pacientes que noten mal olor o irritación por retención de orina en el introito vaginal. La mayoría de las veces no precisa tratamiento específico y se puede solucionar con una buena higiene local, evitando causar dolor o heridas. Existen también tratamientos tópicas con distintas pomadas y la opción de la liberación quirúrgica de la sinequia que se indicará en función de la sintomatología y la edad de la paciente.

Los testículos durante el desarrollo embrionario inician su formación dentro de la cavidad abdominal y posteriormente realizan un recorrido a través del canal inguinal hasta alojarse en su destino definitivo que es la bolsa escrotal. Cuando existe algún fallo en este proceso y el testículo finalmente no se aloja en el escroto hablamos de criptorquidia o mal descenso testicular. Existen varios tipos diferentes en función de si el testículo ha quedado intraabdominal y no es palpable (criptorquidia vera), si se ha quedado en el canal inguinal, si ha recorrido el camino a medias y se ha implantado en el pubis (testículo ectópico). En estos casos se recomienda realizar tratamiento quirúrgico precoz para alojar al testículo en el escroto lo antes posible y permitir el adecuado desarrollo del mismo. Existe una entidad diferente que denominamos testículo retráctil o en ascensor en la que los testículos han llegado hasta la bolsa escrotal y están adecuadamente implantados, pero debido a la laxitud de los tejidos y a la potencia del cremáster y del reflejo cremastérico los testículos se suben frecuentemente al canal inguinal, pero bajan de nuevo espontáneamente. Esta circunstancia se considera normal en los niños y no precisa corrección quirúrgica salvo casos excepcionales.

Llamamos hidrocele al acúmulo de líquido en el escroto, alrededor del testículo. El hidrocele en los niños se produce por el paso de líquido desde la cavidad abdominal hasta el escroto a través de un conducto que se llama proceso peritoneovaginal que está presente en el feto y que posteriormente desaparece. Existen varios tipos de hidrocele, el hidrocele del recién nacido, relativamente frecuente, en el que el líquido se ha quedado en la bolsa y el conducto se ha cerrado. En estos casos únicamente se realiza seguimiento porque es habitual que se reabsorba con el crecimiento. Por otro lado tenemos el hidrocele comunicante, en el que el conducto no se ha cerrado y por tanto sigue existiendo comunicación entre el abdomen y el escroto y este último se llena de líquido. Son síntomas típicos la ausencia de dolor y el cambio de volumen, ya que durante el día se va llenando de líquido, y por la noche al estar tumbado se vuelve a vaciar hacia el abdomen. En este caso es preciso realizar una intervención quirúrgica para cerrar la comunicación y vaciar la bolsa escrotal, para evitar otras complicaciones. En los pacientes más mayores podemos encontrarnos un hidrocele de tipo adulto, que se produce por un mecanismo diferente ya no que no existe persistencia del proceso peritoneovaginal, sino que el líquido que se acumula se debe a un exceso de producción por parte de las células que forman las capas que recubren al testículo. También precisa tratamiento quirúrgico y la técnica utilizada es distinta de la del hidrocele del niño.

La anquiloglosia es una patología en la que la lengua se encuentra anclada lo cual dificulta su movilidad. Lo más habitual es que esté producida por problemas del frenillo lingual, como que sea demasiado corto, grueso o tenga una implantación muy anterior. En el recién nacido puede ocasionar problemas en la lactancia materna ya que no pueden succionar adecuadamente, por lo que se cansan antes, hacen tomas incompletas y generan mucho dolor en la madre porque hacen fuerza con el resto de estructuras faciales para extraer la leche del pezón. Además la movilidad de la lengua es fundamental para una adecuada pronunciación, por lo que los niños con anquiloglosia pueden tener dificultades para adquirir un correcto lenguaje. La sección del frenillo lingual es una técnica relativamente sencilla que puede solucionar los mencionados problemas cuando hay una buena indicación de la misma.

Es un defecto de cierre de la pared abdominal a nivel umbilical que tiende a la resolución espontánea, cursando de manera asintomática con un riesgo muy bajo de complicaciones, por lo que es imprescindible transmitir tranquilidad a los padres. Se tratan quirúrgicamente los pacientes que presentan persistencia de la misma a partir de los 4 años. No se recomiendan los métodos de contención.

Defecto congénito que se produce por un defecto de cierre de la línea media por encima del ombligo por el que protruye grasa preperitoneal. Al contrario que en las hernias umbilicales no se resuelven espontáneamente.

Consiste en la salida de contenido abdominal a través del conducto peritoneo-vaginal permeable. Deben ser intervenidas al diagnóstico debido al riesgo de incarceración, el cual es mayor en los lactantes, por lo que este grupo de pacientes debe intervenirse de forma preferente. En el caso de incarceración, la reducción debe realizarse de forma urgente, mediante las maniobras habituales o en su defecto si ésta no resulta efectiva, mediante cirugía.

Constituyen un grupo variado de defectos que afectan a la caja torácica (costillas, esternón y columna dorsal). Normalmente, estas deformidades están presentes al nacimiento pero, en ocasiones, se muestran por primera vez o se exacerban en la adolescencia. Las dos más frecuentes son el pectus excavatum y el carinatum.
Recomendamos una primera consulta en el momento del diagnóstico, donde una vez se realice una correcta exploración y diagnóstico de la patología se hablará con los padres o con el propio paciente explorando las múltiples opciones terapéuticas existentes (ortopédicas y quirúrgicas) así como se le explicarán medidas posturales y se indicarán deportes específicos indicados en estas situaciones.

Para saber más consulta este artículo que hemos escrito: Anomalías torácicas (pediatriaintegral.es)

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